Hola amigos.

Hoy os traemos la reproducción que hemos pintado del maestro del barroco español, Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, conocido simplemente por Diego Velázquez.

La obra no podemos disfrutarla en España, está en Londres, nos queda pendiente este viaje.

La reproducción la hemos pintado, como no podía ser de otra forma, al óleo sobre lienzo, con unas medidas de 62 x 90 cm, aproximadamente la mitad que el original.

La composición es perfecta, la Venus descansa en el lecho de espaldas al espectador, con el torso y la cabeza ligeramente más alta que el resto del cuerpo, puesto que se está mirando en un espejo.

El hijo de Venus con alas, a la izquierda de la composición, está sujetando el espejo en el que se mira su madre, prácticamente de rodillas, en vertical sobre la cama, precisamente para romper la horizontalidad de su madre en la composición.

Cromáticamente, exceptuando los tonos de la piel de los personajes destacan, el granate de la cortina, que es complementario de los verdosos del fondo.

En la cama, tela blanca y sobre ésta, tela negra, muy lógico, para resaltar los tonos de la piel.

Cuando estudiamos esta obra para realizar la reproducción, vimos que Velázquez, por supuesto ha manchado, pero no ha sido meticuloso a la hora de cubrir de pintura esa mancha en algunas zonas, lo que le da mucha calidad a la obra.

A esto le sumas su pincelada ágil y muy simplificada, quiero decir, que consigue realidades con pocas pinceladas, por ejemplo, en el pie de la Venus, insinúa sus dedos, pero no se les distingue. los detalles no tienen importancia para él.

Nosotros hemos intentado emular todas estas pequeñas cosas que hacen grande una obra como esta, juzguen ustedes si lo hemos conseguido.

Esperamos como siempre que les haya gustado.

El cuadro

La historia detrás de la creación de este cuadro es fascinante.

Perteneció a La Casa de Alba, y a Manuel Godoy

Después de la entrada de Napoleón en España y durante la guerra, los marchantes de arte franceses y afrancesados, sacaron de España muchas pinturas, entre ellas la «Venus del espejo», que acabó en Londres.

En la pintura, Venus está representada de una manera mucho más realista y naturalista que las representaciones convencionales de la diosa en el arte de la época.

Velázquez rompió con la idealización tradicional de la belleza y optó por retratar a Venus como una mujer común y corriente, destacando su cuerpo desnudo de una manera que resultaba novedosa y atrevida.

Otro aspecto novedoso, es la inclusión en la composición del espejo, cuyo reflejo no permite el reconocimiento del rostro de Venus, quizá Velázquez no quiso mostrarlo, para motivar la imaginación del espectador.

La sensualidad y la audacia de la representación de Velázquez generaron cierta polémica en la corte, y el cuadro fue retirado de la vista pública durante algún tiempo.

Sin embargo, con el tiempo, la «Venus del espejo» ha sido reconocida como una de las obras maestras de Velázquez y como un hito en la historia del retrato femenino y la representación artística del cuerpo.

Actualmente, la obra se encuentra en la «National Gallery de Londres», donde sigue siendo admirada por su innovación artística y su impacto en la historia del arte.

La pintura sufrió un ataque en 1914 por parte de una sufragista, hoy la llamaríamos activista, era una mujer que reivindicaba el voto para la mujer.

Se cree que fue pintado durante su último viaje a Italia, entre 1649 y 1651, o inmediatamente después de su regreso a España.

La obra original tiene unas medidas de 122,5 × 177 cm.