Hola amigos.

En el día de hoy, queremos mostraros la reproducción del «Cristo crucificado», de uno de nuestros grandes pintores del barroco, Diego Rodríguez de Silva y Velázquez.

Hemos pintado esta bella obra, por supuesto al óleo sobre lienzo, con unas medidas de 130 x 87 cm, casi la mitad más pequeño que el original, pero suficiente para apreciar su belleza.

Hemos utilizado varias capas de pintura, pero sin cubrir la totalidad de la obra, o sea, dejando a la vista parte de pinturas inferiores, como hemos visto que pintó el artista.

Se pone de manifiesto la destreza y el conocimiento del cuerpo humano que posee Velázquez, ya en 1632.

A nosotros nos llama la atención la luz de del Cristo, sobre todo la del pecho y el abdomen.

Esperamos que os haya gustado la reproducción y aprovechamos para enviar un saludo y nuestro agradecimiento a José en Segovia.

El cuadro y su localización

Velázquez crea una obra de extrema y divina belleza, con un estudio magistral del cuerpo de Cristo, con la luz y la palidez de su piel y por supuesto porque nos libra de un exceso de sangre, como hemos podido ver en otras obras.

La herida del pecho asevera que está fallecido, pero su cuerpo no se desploma exageradamente, sin dramatismos.

En la inscripción que está clavada en la madera por encima de la cabeza de Cristo, hay inscripciones en hebreo, griego y latín. En la frase en latín hay un error, está la palabra NAZARAENUS, cuando en realidad es NAZARENUS, no es el primer error de Velázquez de este tipo.

Se cree que la obra fue encargada a Velázquez por Jerónimo de Villanueva, protonotario del reino de Aragón para el convento de San Plácido de Madrid.

Uno de los propietarios que tuvo el cuadro, el duque de San Fernando de Quiroga se lo regaló en 1828 a Fernando VII, de donde pasó al año siguiente a a la colección del «Museo del Prado», donde se encuentra hoy día.

La obra de grandes dimensiones, tiene unas medidas de 248 x 169 cm.